miércoles, 22 de septiembre de 2010

CONSECUENCIAS DEL DESPLAZAMIENTO EN COLOMBIA


El desplazamiento tiene muchas consecuencias dentro de las cuales se puede mencionar las siguientes:

Para los niños principalmente dejan huellas para toda la vida, porque ellos llegan a una ciudad desconocida, en donde deben compartir espacios pequeños, pasan hambre y no pueden ir a la escuela.      Además no reciben ayuda psicológica, ni se les consulta en caso de un posible retorno.

Estos niños y sus familias se ubican es zonas de alto riesgos, en donde viven en viviendas construidas con materiales improvisados, sin ningún espacio recreativo, con centros de salud que funcionan de manera deficiente.    

Pero a nivel general el desplazamiento crea en el individuo la sensación de vulnerabilidad, la relación con los demás, salud mental, impotencia culpa vergüenza, incertidumbre, resentimiento, perdida de la identidad cultural, aislamiento, falta de confianza en sí mismo,   discriminación y estigmatización, miseria y pauperización. 

A nivel familiar trae como consecuencias la desintegración, y en consecuencia una mala comunicación y cambio en la estructura familiar.

A  nivel económico trae empobrecimiento,  marginalidad, pobreza, crecimiento desordenado de la población, crecimiento de la economía informal.  

En los siguientes enlaces prodrá obtener una vision más del tema que hemos estado tratando, los invitamos a seguirlas....



domingo, 12 de septiembre de 2010

HISTORIA DEL DESPLAZAMIENTO

El desplazamiento en Colombia es tan viejo como el descubrimiento de América ya que fueron los indígenas los primeros que fueron despojados y masacrados por los conquistadores españoles, pero vamos a hablar de la historia del desplazamiento interno colombiano comenzando a partir del siglo XX.


En los primeros diez años del siglo XX firmas norteamericanas como la United Fruit Company se adueñaron del monopolio bananero y castigaron con infamante hostilidad a sindicalistas y campesinos opositores, como evidencia conviene citar la masacre de las bananeras.

Ni un gringo empuño un arma para matar sindicalistas lo hicieron fuerzas oscuras y la masacre la cometió el propio ejército colombiano.

Como protesta a la medida del gobierno de prohibir manifestaciones públicas, el partido liberal, se retiro de la contienda electoral de las elecciones presidenciales en 1950.

Como consecuencia directa gano Laureano Gómez candidato conservador y se desencadenó una violencia sin presente. Surgieron varios grupos armados guerrilleros, como las FARC. Y actuaban en zonas rurales como autodefensas.

Los señores de la tierra siempre nos han inventado nombres y pretextos para que nos matemos, entre los años 30 al 50 fueron las chusmas de godos y mochorocos que no eran más que campesinos liberales y conservadores incitados desde arriba para que se mataran y así robarles las tierras, para esa misma época aparece la sombra del comunismo como una amenaza que había que combatir, con las mismas practicas y con un programa que se llamo alianza para el progreso que regalaba avena, aceite y harina, lo gringos estaban preocupados por el asunto de cuba y temían que Colombia siguiera su ejemplo, como dice el dicho si un perro te gruñe tírale un hueso.

En 1953 tomo el poder el general Gustavo rojas pinilla, se calmaron un poco las cosas hubo amnistía para los chusmeros hasta que en 1954 asesinaron en Bogotá el líder llanero Guadalupe salcedo lo asesinaron fuerzas oscuras probablemente por los beneficiaros del desplazamiento y la guerra otro hecho que contribuyo fue la masacre de la plaza de toros Santamaría a manos de miembros del ejército, esta es la época en la que la segregación social y desplazamiento alcanzan niveles inimaginarios.

Los conservadores y liberales con el fin de satisfacer sus intereses políticos cometieron atrocidades o actos terroristas contra la población Civil comparables a los ultrajes propios de las “autodefensas” de Ramón Isaza. Estos precursores del paramilitarismo moderno incitaban el terror en las comunidades campesinas, despojándolas de sus tierras, destrozando sus vínculos familiares y culturales y cometiendo actos de barbaridad descomunal.

No fueron pocos los desplazados que imaginaron enajenados en su ingenuidad innata una solución instantánea a los problemas que les aquejaban con la caída del régimen dictatorial y nacionalista de Rojas Pinilla; pero en vano destinaron sus horas a idear quimeras inasequibles. Las promesas de los políticos instauradores del frente nacional evidenciaron su falsedad con el transcurso de unos pocos lustros. La alianza mezquina y rapaz ideada por las dos asociaciones políticas más tradicionales en Colombia sumió al país en un abandono cansino en el que nunca se engendro una reforma política y/o económica que favoreciese significativamente los intereses de los desplazados.

Los escuadrones de la muerte:

El conflicto armado adquiere un cariz de desconocimiento inaudito con la aparición de los grupos paramilitares (llamados habitualmente autodefensas). Es preciso identificar un conjunto de particularidades en el inicio de los años ochenta sin desconocer la serie de circunstancias históricas referidas brevemente con anterioridad para alcanzar un grado de comprensión elemental del funcionamiento de estas asociaciones armadas ilegales.

En primer lugar, las elites regionales perciben su dominio eternizado seriamente amenazado por las incursiones guerrilleras. Los terratenientes no están dispuestos a conceder de ninguna manera sus dilatados señoríos a la insurgencia, por lo cual conforman grupos de seguridad privados con campesinos mayoritariamente.

Otro factor de influencia capital es la incursión desbordante del narcotráfico. En este momento aparece el paramilitarismo y el terrorismo se miran y se reconocen saben que son de una misma inspiración y mas desplazamiento, los paramilitares quieren tierras para ellos y para quienes les pagan, los narcos quieren tierras para sus cultivos y las fuerzas oscuras siembran el terrón pero quienes son? Son los mimos que como los camaleones cambian de color basta con oír las noticias.

Pero terratenientes y narcotraficantes no son los únicos que ven con buenos ojos la aparición atropelladora de los escuadrones de la muerte. Los caciques regionales evidencian una herramienta eficaz para constreñir el elector.

Poco a poco, los paramilitares incrementaran sustancialmente su poder político y económico en comunidades enteras. Con la excusa de erradicar las aborrecibles prácticas de las guerrillas ejecutan técnicas de “limpieza social” enfocados a difundir el pavor en la población civil. Es habitual que sus asesinatos selectivos no estén exentos de una sevicia desmedida y se lleven a cabo con la complicidad implícita del estado. Las victimas que desde la impotencia contemplaron el desmembramiento en vida de sus familiares tienen que soportar los calificativos de terroristas que les designan apologistas viciosos de una tragedia inconmensurable.

La victimas se vienen a las ciudades para engrosar el cinturón de miseria mientras que las tierras están en otras manos pero nadie saben quién los desplazo y las entidades encargada de prestar ayuda están más interesada de ubicarlos en barrios periféricos que en regresarlos a sus tierras, mientras que las tierras están en las manos de los mimos camaleones.

Los paramilitares y sus crímenes de guerra no son percibidos como una amenaza por gran parte de la población colombiana por el carácter que inescrupulosamente se les ha atribuido de defensores de la patria incauta.

Las guerrillas colombianas son tema hondamente discutido en toda serie de escenarios. Algunos analistas convencidos posiblemente por la fiebre juvenil que embriagó con exquisita sensibilidad los años 60 las definen como grupos armados ilegales inicialmente benignos con un proyecto social y político especifico. Nadie desconoce que su surgimiento este marcado por un contexto social complejo, ni tampoco se pasa por alto sus características inherentes a las guerrillas tercermundistas. Pero es indiscutible que el fantasma del narcotráfico se adueño de ellas permanentemente hace más de dos décadas; y desde entonces, han sido exiguos los testigos de la guerra cruenta que precisa relatar el investigador que les definan como cándidos revolucionarios.

Pese a reiteradas suplicas disuasivas de sociedad civil, gobiernos y ONG sus tácticas continúan encaminadas a condenar con la tribulación a las poblaciones que discrepan de su repugnante accionar: Asesinados selectivos, siembra indiscriminada de minas anti persona, escaramuzas embusteras, secuestros y otros tormentos no menos reprochables.

El desplazamiento es una de las practicas mas criminales, cuando se desplaza una familia le secuestran el alma, casi todos sus miembros se pierden se enferman y hasta mueren, no es lo mismo cuando amenazan a un rico que se puede ir del país y si delinquió y lo van a arrestar se interna en una clínica de reposo. Yo le ruego a los quita tierra ajena que son los deplazadores que se desmovilicen y se conformen con lo que tienen en las ciudades.


LA MASACRE DEL SALADO

La Masacre de El Salado (o El Salao) fue una masacre cometida en la población colombiana de El Salado entre el 16 y el 19 de febrero del año 2000. El asesinato masivo fue cometido por el Bloque Norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que comandaba Rodrigo Tovar Pupo (alias 'Jorge 40'), y con la complicidad de miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia

La masacre fue comandada por Jhon Jairo Esquivel Cuadrado alias 'el Tigre' y Uber Enrique Bánquez Martínez alias 'Juancho Dique'. Fue ordenada por Jorge 40 quien durante el proceso de Justicia y Paz dijo que fueron órdenes de Carlos Castaño, máximo comandante de las AUC, y respaldada por Salvatore Mancuso, jefe del Bloque Catatumbo, y de Rodrigo Mercado Pelufo alias "Cadena", jefe del Bloque Héroes de los Montes de María. De la masacre también se acusa al entonces capitán de corbeta de la Armada Héctor Martín Pita Vásquez quien fue llamado a juicio por la Fiscalía en febrero de 2008.

La acción criminal consistió en torturas, degollamientos y decapitaciones de un número aún sin determinar de campesinos en estado de indefensión, entre ellos una niña de seis años y una mujer de 65; en un principio se habló de entre 38 y 60 personas asesinadas, pero en junio de 2008 la Fiscalía determinó que fueron más de 100, asegurando que podía haber sido la matanza más grande de los paramilitares en toda su historia.
La matanza fue perpetrada por al menos 300 hombres pertenecientes al grupo paramilitar que además destrozaron las casas y el comercio de la población. Es considerada una de las acciones conocidas más sanguinarias de las AUC.
14 de los cadáveres fueron hallados en cuatro fosas comunes en un lote del municipio de El Salado después de ser torturados y degollados en la iglesia del pueblo, otros fueron masacrados en una mesa ubicada en la cancha de baloncesto del lugar.


Según testigos los paramilitares desmembraban y torturaban a los pobladores con motosierras, destornilladores, piedras y maderos mientras bebían licor saqueado de las tiendas, violaban mujeres, jugaban fútbol con las cabezas de los decapitados, ahorcaban jóvenes y apaleaban ancianos mientras escuchaban música vallenata a alto volumen. La masacre provocó el desplazamiento de al menos 280 personas entre hombres, mujeres y niños.









SEGUN LOS MEDIOS LAS SIFRAS NO SON REALES, EL DESPLAZAMIENTO NO HA SESADO